Grupo - 408
Ejercicio No. 2
Aplicación de los principios de la Ética.
1.1. Identificar los principios de la ética y la moral para valorar el comportamiento propio y el de los demás.
“Los problemas capitales de la ética (visión panorámica)”

Esta consideración metodológica tiene también gran significación para la filosofía moral. Sus más eminentes especialistas propugnan por caracterizar del mejor modo los problemas que le son peculiares.
Atendiendo a este propósito, a continuación desdoblaremos el concepto de Ética, ganado ya, para formular los problemas fundamentales de ella. Las denominaciones empleadas se han seleccionado entre las usadas por los pensadores más destacados. Con todo, quedarán consignadas aquellas de gran popularidad, a fin de facilitar la comprensión de toda literatura sobre asuntos de filosofía moral.
La reflexión filosófica sobre el factum de la cultura llamado moralidad conduce a los siguientes temas capitales:
a) El problema de la esencia del acto ético: la libertad.
Hay que subrayar aquí que la palabra “esencia” no esta tomada en un sentido metafísico, sino meramente lógico. No significa para nosotros una substancia o “cosa en sí ”supra-empírica; al contrario, lo que para los lógicos de nuestros tiempos designa, a saber, la significación fundamental de un objeto, la unidad de las determinaciones permanentes de una cosa. Dentro de esta aceptación del término, podemos decir, v. gr., ¿cuál es la esencia del triángulo?, para preguntar sencillamente por lo que es, lo que significa triángulo en general, la esencia, así, es el conjunto de determinaciones gracias a las cuales se reconoce que enumeradas figuras son triángulos por igual, a pesar de su diverso tamaño, situación recíproca de sus lados, etcétera.
El problema de la esencia del acto moral podemos circunscribirlo, por tanto, en las siguientes preguntas: ¿qué es un acto ético? ¿Cuándo puede decirse que un sujeto realiza un acto moral? ¿Qué pensamos –se entiende que correctamente- cuando hablamos de actividad moral? o, quizás todavía con más vigor: ¿Qué es el factum de la moralidad? En la literatura de la filosofía moral el tema de la esencia del acto ético también se designa con el rubro del problema del origen de la moralidad. Esta denominación se explica y justifica, porque cuando se indaga qué es un acto ético, no se hace otra cosa sino precisar qué condiciones de la conciencia hacen posible, determinar el nacimiento de la acción moral.
Justamente, una de las condiciones que hacen posible el acto moral es la aptitud o capacidad del hombre para tomar por sí mismo una decisión en su conducta, vale decir la libertad de elección (libre albedrío, liberum arbitrium). Así se comprende que, dentro del tema general de la esencia del acto ético, tenga pertinente acomodo el clásico problema de la libertad humana.
Con el problema de la esencia de la moralidad, la ética, como toda ciencia, se propone fijar el objeto de su estudio, su fin cognoscitivo, el horizonte de su investigación. La delimitación del objeto de una esencia se impone como tarea preliminar. Según esto, puede apreciarse el peligro de aquella filosofía que enfáticamente declara que los valores no son definibles. De acuerdo con la exigencia lógica, la ética, para merecer el nombre de ciencia, tiene que precisar en forma inequívoca su objeto de estudio.
b) El problema de la valoración moral. Las virtudes éticas.
El segundo problema capital de la ética es el más difícil y controvertido. Mostrando lo que sea en general la moralidad, se impone la tarea de encontrar un principio estimativo que permita distinguir el acto ético, digno, valioso, del indigno y reprobable.
En otras palabras: lo que sea lo bueno, y su contra-polo, lo malo.
En la filosofía moral se entiende por acto ético tanto lo moralmente bueno como lo moralmente malo. Bueno y malo son, por lo tanto, especies lógicas del género moralidad. En la ética filosófica no implica pleonasmo ni contradicción hablar de un acto moralmente bueno como de uno moralmente malo.
A éste problema de le han dado las soluciones más extrañas y variadas. Se ha declarado que lo bueno es ora el placer, ora el “amor al prójimo”; que lo constituye la felicidad, o que radica en “fomentar la cultura”; que estriba ya en la búsqueda de la utilidad, ya en el desarrollo de la vida, etc. Otros han sostenido que lo bueno es relativo, que es imposible encontrar un principio general que lo caracterice.
¿Cuál de todas estas opiniones es la verdadera? La ética tiene que dar respuesta a esta cuestión en algún sentido justificado.
El problema de la valorización moral, o, como también se le designa de la axiología de la moralidad, tiene que ocuparse además, de los valores éticos derivados, llamados por clásicos filósofos virtudes morales. Resuelto el problema axiológico fundamental de lo bueno, la ética, en efecto, pregunta por lo que sean la veracidad, la templanza, la valentía, la justicia, la sinceridad, así como por los contravalores: la mentira, el desenfreno, la cobardía, la injusticia, etcétera.
c) El problema de la obligatoriedad moral. La moral social.
El factum de la moralidad consiste siempre en una serie de normas, en una serie de imperativos. La actividad moral está regida, de continuo, por exigencias. “Ama a tu prójimo”, “busca el mayor bien para el mayor número”, “fomenta la cultura”, etc., son imperativos que valieron en otros tiempos o están en vigor todavía hoy. La ética presenta su tercer problema frente a este hecho y pregunta: ¿en que radica la fuerza obligatoria de la norma moral?
¿En qué se funda la obligatoriedad de los preceptos morales? ¿Provienen de una voluntad extraña (heteronomía), o se originan en una autodeterminación del hombre (autonomía)?

En relación íntima con aquel hecho surge esta otra cuestión, raras veces presentada con claridad: ¿cuál es el alcance de la obligatoriedad de la norma?
¿Es justificado que se exija a todos los hombres o a ciertos grupos de ellos solamente? También aquí las opiniones se han dividido: unos filósofos han declarado que los valores morales deben tener un alcance social, colectivo, universal (ética social); otros, ciertamente los menos, sostienen que este alcance debe limitarse a algunos grupos (ética clasista) o a ciertos individuos (ética individual).
d) El problema de la realización de los valores morales. Los bienes morales y el progreso moral.
La elucidación filosófica acerca del territorio de la cultura llamado moralidad encuentra su término en un tema que hasta en los últimos tiempos se ha destacado con todo rigor: el de la realización de los valores morales. ¿Qué es el progreso moral? ¿Cómo se moralizan gradualmente individuo y comunidad? ¿Qué instituciones sociales son idóneas para la realización de los valores morales?: he aquí formulada escuetamente la serie de problemas de este importante capítulo de la ética.
Después de haber decidido, en efecto, lo que sea lo moral en general y de haber indagado con precisión en que radica su valor positivo (esencia de lo bueno); después de haber discutido por qué la norma obliga socialmente, se impone este último problema ¿Cuáles son los medios más adecuados para llevar a efecto la moralidad de los hombres? ¿La institución social “familia” en su régimen monogámico cumple estas condiciones? ¿Qué valor tienen en general para ello el Estado, la escuela, la Iglesia, las instituciones económicas, etc.? ¿Es preciso transformar algunas de estas formaciones culturales?
¿Qué condiciones deben satisfacer todas estas instituciones para que la vida moral digna se desenvuelva en su plenitud?
Estos usos e instituciones reciben el nombre de bienes morales. Los bienes de la cultura, como ya se dijo, son las creaciones humanas a través de las cuales se realizan los valores. Los bienes morales son los usos e instituciones que hacen posible la moralización eficiente del hombre. Una doble tarea, en suma, tiene la ética frente a ellos: primero, trata de ponderar, justipreciar, estos bienes, tal como se ofrecen en la realidad. Esta tarea es de carácter crítico, y convierte, por ello, la ética en una ética concreta, ya que han de encarar situaciones circunstanciales. Segundo, establece los nexos y relaciones entre los valores morales y estos bienes, mostrando sistemáticamente cómo es posible que los ideales se truequen en realidades, de manera creciente y progresiva.
Autor: Francisco Larroyo.
Entrega 25 de febrero
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